Benjamin Joseph Levin nació en Reston, Virginia (Estados Unidos) el 8 de marzo de 1988. Hijo de una familia judía de clase media, y con un único hermano, sus comienzos fueron humildes.
Con 6 años, escuchó canciones de raperos y artistas R&B como Nas y All-4-One, sintiendo así la llamada de la música: “me enganché al instante”, dijo en entrevista con Vibe. A los nueve años, ganó un concurso de talentos. Muy joven, empezó a componer bases instrumentales en su cuarto y a grabarse rapeando.
Y, para poder dedicarse a su sueño, se empleaba en lo que fuese necesario, limpiando inodoros o sirviendo sándwiches mientras estudiaba en el instituto: “cuando quieres algo con tantas ganas, no te detienes”, afirmó.
Se abrió camino a través de Myspace, y ha admitido que ha sido su labia y no su talento musical la clave de su éxito: No tenía el don para sorprender a alguien con ningún instrumento… Pero sí conocía a un artista podía saber qué tipo de canción deberíamos hacer”, confesó a The New York Times.
Sus comienzos, pese a ese carisma, no fueron sencillos. Especialmente cuando se mudó a Nueva York para probar suerte, ya que “no tenía contactos ni un sitio en el que dormir”, relató en el podcast And The Writer Is, y desveló que “a veces dormía en los aparcamientos de algunos McDonald’s, como el de Times Square”.
Un don para un sueño
Benjamin Joseph Levin nació en Reston, Virginia (Estados Unidos) el 8 de marzo de 1988. Hijo de una familia judía de clase media, y con un único hermano, sus comienzos fueron humildes.
Con 6 años, escuchó canciones de raperos y artistas R&B como Nas y All-4-One, sintiendo así la llamada de la música: “me enganché al instante”, dijo en entrevista con Vibe. A los nueve años, ganó un concurso de talentos. Muy joven, empezó a componer bases instrumentales en su cuarto y a grabarse rapeando.
Y, para poder dedicarse a su sueño, se empleaba en lo que fuese necesario, limpiando inodoros o sirviendo sándwiches mientras estudiaba en el instituto: “cuando quieres algo con tantas ganas, no te detienes”, afirmó.
Se abrió camino a través de Myspace, y ha admitido que ha sido su labia y no su talento musical la clave de su éxito: No tenía el don para sorprender a alguien con ningún instrumento… Pero sí conocía a un artista podía saber qué tipo de canción deberíamos hacer”, confesó a The New York Times.
Sus comienzos, pese a ese carisma, no fueron sencillos. Especialmente cuando se mudó a Nueva York para probar suerte, ya que “no tenía contactos ni un sitio en el que dormir”, relató en el podcast And The Writer Is, y desveló que “a veces dormía en los aparcamientos de algunos McDonald’s, como el de Times Square”.