Solo en enero de este año, 61 niñas, niños y adolescentes murieron por COVID-19, la mayoría (53) fallecieron en los últimos 15 días del mes, de acuerdo con un reporte del Sistema Nacional de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes (Sipinna).
11 de ellos no tenían alguna comorbilidad o enfermedad previa; cuatro presentaban problemas cardiovasculares; 22 tuvieron neumonía previa; tres, con inmunosupresión; tres más, con enfermedad renal crónica; uno con asma; dos con diabetes; otro más con inmunosupresión y enfermedad cardiovascular, mientras que seis vivían con otros padecimientos no especificados.
De acuerdo a la base de datos del Sipinna, basada en los registros de la propia Secretaría de Salud, 26 eran mujeres y 27 eran hombres; 17 tenían 1 año de edad o menos; nueve tenían entre 2 y 5 años; cinco tenían entre 6 y 11 años; y 22, entre 12 y 17 años.
Sin embargo, hasta ahora, no hay un registro que permita saber si los menores de entre 12 y 17 años que fallecieron estaban o no vacunados.
Sobre los niños que han muerto y no tenían una enfermedad previa identificada, los especialistas Sarbelio Moreno, pediatra infectólogo y maestro en Ciencias Médicas, y Rodolfo Jiménez, pediatra infectólogo del Hospital Infantil Privado, explicaron a Animal Político que quizá no se les habían identificado alguna condición de riesgo, pero sí la tenían.